Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura
nos enciende el pensamiento
la locura.
No pidas paz a mis brazos
que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos
y son de incendio mis besos;
y sería vano intento
el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento
la locura.
Clara está la mente mía
de llamas de amor, señora,
como la tienda del día
o el palacio de la aurora.
Y el perfume de tu ungüento
te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento
la locura.
Mi gozo tu paladar
rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar:
Mel et lac sub lingua tua*.
La delicia de tu aliento
en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento
la locura.
Incluido en Prosas profanas y otros poemas (1896), este poema es una evocación del amor entendido como pasión y erotismo. La pasión amorosa se representa extrema, combatiente, incendio vivo que todo lo arrasa. Es un fuego volcánico que no puede ser sofocado por la voluntad. El amor es locura, desmesura.
Ruben Darío
Fuente:https://www.culturagenial.com/