Hace mucho en los albores de la humanidad, las Penas y las Dichas convivían juntas en el corazón de los Hombres.
Un día, las Penas acordaron algo, y dijeron:
"Las Dichas, son la causa de la perdición humana. ¡Debemos expulsarlas de aquí!"
Así, ellas atacaron a las Dichas y éstas, se refugiaron en lugares muy ocultos inimaginables.
Tiempo después, las Dichas se cansaron de estar escondidas y entre ellas se dijeron:
"Debemos ir al cielo y pedir a Zeus un consejo sobre el mal comportamiento de las Penas."
Cuando por fin llegaron ante el Dios, él escuchó sus quejas, y luego les dijo:
"No vayan en grupo queridas Dichas. De ahora en adelante, irán una tras otra, de una en una."
De esta manera, las Penas que viven en la Tierra, atormentan constantemente a los Hombres; pero las Dichas llegan cada cierto tiempo cuando bajan del cielo.
Moraleja
La alegría bajó del cielo; la tristeza sube del suelo.